viernes, 27 de mayo de 2011

Un fantasma se metió a mi cama

Un fantasma se metió a mi cama, linda cabellera
Su figura extensa, sus piernas largas, tierna su mirada
Un olor a mujer deseada, pero un gesto de niña asustada
Manos tersas, misteriosas, jugando, lentas exploraban

Tan viva como un recuerdo, como viento se apozaba
Sobre mi cuerpo quieto, que de miedo y gozo se pasmaba
Torbellinos de su sexo y de fuego sus miradas
Sin razón en sus alientos, con locuras sus palabras

Y ruidoso el amorío de un mundano y un fantasma
Que acallaron los vecinos, de una piedra en la ventana
Tan vivaz es el delirio, como llama de una flama
Viva o muerta, como sea, ya no existe en esta cama

Mi albedrío es un idilio, irracional como su calma
Hoy por eso yo lo escribo, con afán de perpetuarla
Que se vaya y que no vuelva, no la quiero desalmada
Sólo quedo con mi sombra, solo y triste en la velada

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