jueves, 2 de junio de 2011

Carta a un amigo

Te debo unas palabras amigo mío y aquí te las traigo hoy, pues la última vez que pude haberte visto en esta dimensión, no lo hice y no por otra cosa, sino por conservar tu imagen intacta, así como la penúltima ocasión, así como antes, así como siempre.
La vida es un continuo, un proceso que se ejecuta hacia adelante y aunque a veces pareciera retroceso, en realidad seguimos la espiral hacia arriba, la vida es futura, es lo que todavía no ha sucedido. Nosotros no sólo somos lo que hoy somos, si no también lo que seremos y sólo lo descubrimos hasta después, en relación con nuestros pasados. Así, cuando sumé tiempo a mi línea de vida, como otras cosas, curiosa sorpresa me dejaron los 28, entre uno y otro trago, entre risas y canciones, asociados de la carne, transparentes, sin traiciones. Una deuda tengo contigo, es un whiskey por pasiones.
Ya lo dijo Borges, que “los actos de los hombres no merecen tanto”,  cuando habla del infierno y el paraíso, después de nuestra estancia en este piso, en este escenario, donde ensayamos para una obra que jamás se estrena, pero que sí arranca lágrimas, suspiros, alegrías y hasta aplausos. Al respecto creo que cada quien merece lo suficiente y tú fuiste merecedor de amigos, merecedor de palabras y también de oídos, merecedor de dos o tres regaños, pero sobre todo, merecedor de tu vida misma, de lo que tuviste.
No dejo de lamentar lo sucedido, y hoy como siempre y como en mi espacio onírico, te digo, que si quieres platicar, cuentas conmigo, si quieres reír, ríe conmigo, si quieres llorar, lloraré contigo, pues para eso está el amigo, porque si no, no entiendo a que chingados vinimos.
Dicen, “planta un árbol, escribe un libro y ten un hijo”, pero creo que este trinomio es insuficiente para gastarse la vida; hace falta una variable: “haz un amigo”. Sólo así, se podrá transitar por estos caminos. Bien lo sabes, estuviste lejos, pero siempre a lado, sabiéndote a kilómetros, pero sintiéndote en casa. Fuiste tema de conversación y no dejarás de serlo.
Mi amigo, hermano mío, sangre de mi pueblo, has tomado un sendero que no tiene regreso. Ni los abrazos fríos de la muerte sobre mi cuerpo, me enseñaron  la delgada cuerda con que pendo de este mundo. Tan inmenso es el espacio donde hoy habitas como el recuerdo que perdura en la memoria de mi corazón.

viernes, 27 de mayo de 2011

Un fantasma se metió a mi cama

Un fantasma se metió a mi cama, linda cabellera
Su figura extensa, sus piernas largas, tierna su mirada
Un olor a mujer deseada, pero un gesto de niña asustada
Manos tersas, misteriosas, jugando, lentas exploraban

Tan viva como un recuerdo, como viento se apozaba
Sobre mi cuerpo quieto, que de miedo y gozo se pasmaba
Torbellinos de su sexo y de fuego sus miradas
Sin razón en sus alientos, con locuras sus palabras

Y ruidoso el amorío de un mundano y un fantasma
Que acallaron los vecinos, de una piedra en la ventana
Tan vivaz es el delirio, como llama de una flama
Viva o muerta, como sea, ya no existe en esta cama

Mi albedrío es un idilio, irracional como su calma
Hoy por eso yo lo escribo, con afán de perpetuarla
Que se vaya y que no vuelva, no la quiero desalmada
Sólo quedo con mi sombra, solo y triste en la velada

jueves, 26 de mayo de 2011

¿A caso no he de destinar mis letras a la poesía?

¿A caso no he de destinar mis letras a la poesía?
Ya me robaron dos tercios de las antiguas
Luego, sin más, se llevan otras palabras,
Poco arraigadas por cierto, por nuevas.

¿A caso mis letras no valen nada?
Aquel que leyó las primeras no se inmuto,
Sólo pidió unos pesos por la portadora,
-  Un judas debió tener algo en esto.

El otro, que leyó las segundas se deleitó,
No sólo letras, sino imágenes se llevó,
La confianza no es la eterna segura
Y la amistad, no siempre es la misma figura

jueves, 21 de abril de 2011

Años gozosos

Tengo los años suficientes y gozosos que me han dado el disfrute de la vida
Los viajes y las sonrisas, los llantos y las madrizas, los besos y las caricias
Se prenden en mí, desde la uña del índice izquierdo hasta mi memoria
Miro mi vida pasando, mi gato corriendo y el viento soplando
Armonía y confabulación de un diminuto punto que hoy mira la Diosa noche

Tengo la edad del árbol que da sombra en mi espacio
Las huellas de Dios en mi piel, en un solo brazo
Tengo en mi pupila la historia de aquel amanecer hasta el ocaso
Mi gente que anima, mi gente que habla y mi gente cercana
Tengo a mi derecha los años que aún no llegan y que espero, aquí mirando

viernes, 18 de marzo de 2011

Nulas escurrencias

La gotera de los días no ha goteado últimamente, no ha escurrido nada de mis escurrencias esporádicas. Tengo en mente (aunque también en cuerpo) algunas ideas que no he podido aterrizar, y esto se debe muy probablemente a que es mejor alunizarlas que aterrizarlas o aterrorizarlas, pero dependerá de tiempo y una pizca de paz para hacerlo.
Por lo pronto, recibamos a la primavera como se lo merece.